Sobre estos apuntesFichas de oralidad / Una historia de la narración oral / La figura del narrador oral 

 

 

Tras la valorización del cuento tradicional (ver Los folcloristas. Inicios); tras la aparición de las primeras grandes colecciones que dan una idea de su situación y nos permiten su estudio y preservación (ver Los folcloristas. Las primeras colecciones); y tras el tratamiento y estudio que se da al cuento tradicional y popular, y sobre todo la percepción de que los narradores tradicionales de cuentos van desapareciendo (ver Los folcloristas. El ATU).

Tras el renacimiento de las bibliotecas, mucho más que meros almacenes de libros, bibliotecas mediadoras entre los libros y los usuarios, bibliotecas en los que la animación a la lectura se convierte en una actividad imprescindible para acercar el libro al lector. Bibliotecas, en fin, en las que el cuento contado va a ocupar un lugar preferente. [Ver La hora del cuento. La biblioteca]

Tras el movimiento de renovación pedagógica: escuelas de verano, jornadas, seminarios, centros de formación y recursos, movimientos y formadores destacados... el cuento entra con paso firme en las escuelas y en las aulas. A pesar de ello todavía hoy hay grandes carencias en las escuelas (¡aún sin la figura del profesor bibliotecario!). [Ver La hora del cuento. La escuela].

Tras la aparición de editoriales que ofrecían un excelente catálogo de libros y cuentos para niños y jóvenes, con álbumes ilustrados, con autores clásicos contemporáneos o nuevos escritores con materiales interesantes para contar. [Ver La hora del cuento. Libros]

El camino está desbrozado para que vayan apareciendo los primeros narradores profesionales.

 

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Para comenzar hay unos cuantos de entre quienes se dedicaron a la renovación de la escuela que compaginaban su labor docente con la narración oral (*Ana Pelegrín*, *Federico Martín*...), ellos, al igual que *Montserrat del Amo* o *Paco Abril*, forman parte de este grupo de pioneros profesionales de la narración oral, personas que en la década de los 80 del pasado siglo contaban cuentos y cobraban por ello.

 

La narración oral en el País Vasco y en Cataluña tiene referentes provenientes del sur de Francia, donde el movimiento de narración oral es muy fuerte. Así pues, en el País Vasco, casi al mismo tiempo que el narrador vasco-francés Koldo Amestoy comienza a contar, Virginia ImazPello Añorga, ambos maestros, dejan su oficio en la enseñanza para dedicarse por entero a contar cuentos.

Roser Ros, pedagoga y maestra vinculada al movimiento Rosa Sensat, conocedora del folclore (tesis doctoral sobre rondallas), escritora y formadora, comienza a contar cuentos. Más adelante será miembro fundador de ANIN y editora de la revista Tantágora, pero de eso hablaremos en su momento con más detalle. También en Cataluña comienzan a contar Teresa Durán (escritora) y Pep Durán (librero).

Merece la pena deternerse en este último pues proviene de un ámbito poco usual (la librería) y se convirtió en un modelo para muchos otros que comenzaban a contar en la década de los 80 (Estrella Ortiz, Pepepérez...), aquí nos cuenta cómo fueron sus inicios: "Empecé a contar en el año 1974, en la libreria Cap Gros. Más tarde, en el 1975, abrimos la libreria Robafaves aquellos que abandonamos el Cap Gros por problemas financieros con su propietario. Empecé a contar en la librería al darme cuenta de que si contaba los álbumes a los clientes que se interesaban había otros que escuchaban y al final vendía más de uno. El día de mi aniversario (10/5/1974 -30 años) mi compañera de mostrador me regaló una maleta de cartón decorada. En ella puse libros de cuentos, álbumes ilustrados, objetos diversos que sugerían tesoros, secretos encerrados en cajas de música, algún personaje protagonista de cuentos en forma de muñecos, y ofrecí los servicios de la librería para descubrir las novedades editoriales y para formar las bibliotecas de aula. Contaba en el aula de las escuelas, ante los alumnos y maestros, después de contar dejaba como muestra una maleta con libros para que descubrieran su contenido, la tenían una semana y me la devolvian entera y en buen estado. Mas tarde, muchos de los alumnos con sus padres visitaban la librería para comprar algunos de aquellos títulos."

Poco a poco, y sin abandonar nunca el oficio de librero, Pep Durán fue dedicando cada vez más tiempo a la narración. Entonces eclosionó el movimiento que promovía la animación a la lectura y comenzaron a aparecer jornadas, encuentros... y Pep Durán continúa: "Recuerdo que Blanca Calvo me llamó para participar en los primeros Encuentros de Animación a la Lectura que organizaba la Biblioteca de Guadalajara, viajé a muchas de las bibliotecas de la provincia."

Algunos detalles más que son de interés: "La inspiración para utilizar las maletas como cofres de tesoros llenos de libros y secretos la tuve al ver actuar a LE CIRC IMAGINAIRE de Victoria Chaplin y J-B Thierrée en el teatro Romea de Barcelona en el año 1974. Sacaban de las maletas todos los personajes del circo, todo cabía en ellas. Este espectáculo me dio la confianza de que los libros ilustrados, los álbumes, podían sugerir un mundo de mundos encerrados en maletas y contenían todos los tesoros y secretos que buscamos constantemente para llenar nuestro vacio interno."

 

En Valencia en 1984 nace el Colectivo Fábula, entre sus fundadores se encuentra Vicente Cortés (actor). Un año más tarde pasa a formar parte del Colectivo Fábula *Carles García* (narrador oral de tradición familiar). Este colectivo desarrolla actividades de animación a la lectura, a la escritura y de narración oral. También en Valencia Carles Cano (escritor) y Llorenç Jiménez (maestro), a mediados de los 80, comienzan a contar en la escuela.

En Aragón El silbo vulnerado lleva desde 1973 trabajando la poesía en escena, entre sus fundadores está Luis Felipe Alegre (actor) a quien encontramos a veces recitando poesías y romances dentro de espectáculos de narración oral, aunque hasta 1991 no crea un espectáculo específico de narración (Bululú).

En Andalucía *Antonio Rodríguez Almodóvar* (escritor y estudioso) publica los Cuentos al amor de la lumbre y no pierde oportunidad de contarlos de viva voz. Mientras tanto en Granada, Javier Tárraga, giróvago, en 1982 comienza también con espectáculos de narración oral. En Málaga, en 1987, y proveniente del ámbito de la educación, Pepepérez comienza a contar (el primer año con el grupo Harapos y después en solitario) tras haber visto contar a Pep Durán.

En Castilla comienzan su andadura como narradores *Ignacio Sanz* y Claudia de Santos (escritores) en Segovia en 1983, y también Avelino Hernández (escritor), en Soria. Y en Guadalajara, *Estrella Ortiz* (actriz), en 1984. Los tres primeros desde el ámbito de la escuela y la segunda, proveniente del mundo del teatro, desde el ámbito de la biblioteca. 

En 1986, en Murcia, proveniente del mundo del teatro, comienza a contar Juan Pedro Romera.

A finales de los 80 en Baleares se encuentran contando Nati de Grado (trabajadora social-biblioteca) dentro de las actividades que realiza de animación a la lectura y Caterina Valriu (Catalina Contacontes), profesora universitaria.

 

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La situación de estos primeros nuevos narradores fue difícil, empezaban a ser parte de un oficio que nacía y muchos de ellos no eran conscientes de ello. A pesar de los movimientos de renovación pedagógica en la escuela y de revitalización de bibliotecas todavía había muchas escuelas y muchas bibliotecas que no sabían exactamente qué era eso de los cuentos contados (ni mucho menos qué era eso de pagar por escuchar cuentos).

A pesar de las dificultades y compaginando la labor de narrador con la de su propio oficio (maestro, formador, escritor, actor... depende de cada caso), poco a poco fue asentándose esta actividad. La palabra dicha fue ganando espacios y oyentes, poco a poco. Muy poco a poco, como la lluvia que lentamente empapa los campos y, a fuerza de vehemencia, acaba por calar hasta lo hondo.

Otra cuestión relevante es que en muchos casos, estos incipientes profesionales de la narración ni siquiera sabían que había otros narradores contando cuentos. En Comunidades donde había varios cuentistas (Valencia, País Vasco, etc.) sí era posible compartir experiencias y dudas. Sin embargo, en otros lugares el itinerario se iba trazando en absoluta soledad, pues en esta década de los 80 todavía no había ningún festival ni actividad específica dedicada a la narración oral en la que los cuentistas pudieran conocerse, verse, escucharse... ningún espacio en el que compartir palabras y dudas.

 

Los pioneros tuvieron, además de la complejidad de ir formando parte de un oficio extraño, poco conocido y muy solitario, la dificultad de encontrar espacios para trabajar. Me contaba *Estrella Ortiz* que en los primeros años como narradora oral los pocos espacios en los que el cuento contado tenía cabida estaban estrechamente vinculados a ferias del libro, muestras municipales del libro, semanas de animación a la lectura, salones del libro, campañas escolares promovidas desde bibliotecas, actividades gestionadas por los centros coordinadores de bibliotecas y otros eventos siempre cercanos al libro y a las bibliotecas. 

 

Pero todo esto está a punto de cambiar. A pesar de las dificultades iniciales el terreno está preparado: la noticia del cuento contado y sus bondades corre de boca en oreja y la demanda va aumentando, despacio pero de manera continua.

Y pronto llegarán dos detonantes que ayudarán a la difusión del oficio, a su conocimiento general y la aparición de una segunda generación de cuentistas urbanos. Estos dos detonantes son, por un lado, la proliferación de talleres de narración oral a partir de 1989 y, por otro, la organización de grandes eventos vinculados al cuento contado. Está todo dispuesto para que la narración oral deje de ser cosa de unos pocos.

 

 

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Bibliografía:

-Marina Sanfilippo, El renacimiento de la narración oral en Italia y España (1985-2005), Fundación Universitaria España. [Disponible en PDF en la web]