Los folcloristas. Primeras colecciones
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En *1910 Antti Aarne, de la Escuela Finlandesa, publica su Types of the folktale, la primera versión del Catálogo tipológico de los cuentos folklóricos, revisada y mejorada por Stith Thompson (1929 y 1961) y Uther (2004)*. Los estudios y la comprensión de los cuentos tradicionales van a vivir un importante avance que, todavía, no llega a España.
No será hasta la publicación de las colecciones de cuentos de *Aurelio M. Espinosa, padre* (recogidos en 1920 y publicados en 1947 en una edición muy limitada e inaccesible) y de *Aurelio M. Espinosa, hijo* (recogidos en 1936 y publicados en ¡¡1987!! en una edición también muy difícil de conseguir), cuando este avance comience a llegar a España. Y será con el proyecto del Catálogo tipológico del cuento folklórico español, de *Julio Camarena Laucirica* y *Maxime Chevallier*, cuando termine de consolidarse. Pero eso sucederá más adelante.
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Mientras tanto aquí en España la recogida de los cuentos tradicionales sufre un parón tras la muerte de *Antonio Machado y Álvarez* el proyecto de la *Biblioteca de Tradiciones Populares* queda truncado. Ninguno de sus colaboradores toma el relevo.
También "las Sociedades de folklore que habían proliferado por toda España desaparecieron, y con ellas desapareció, al parecer, el interés por el folklore. De todos los ramos del folklore español, solamente los romances tradicionales son hoy en día objeto de estudios serios" (A. M. Espinosa, padre, Cuentos populares españoles, tomo I, p. 27)
Y este empeño por el estudio de los romances tradicionales llega de la mano de otra figura relevante para la valorización y recogida de los textos folclóricos de transmisión oral, se trata de *Ramón Menéndez Pidal*.
Ramón Menéndez Pidal, intelectual, estudioso y hombre de gran energía, emprende dos grandes proyectos que afectarán positivamente a la recogida de cuentos tradicionales, se trata 1) del proyecto de recogida y estudio de los romances españoles de transmisión oral y 2) del ALPI, el Atlas Lingüístico de la Península Ibérica.
En 1910 Ramón Menéndez Pidal es nombrado director del Centro de Estudios Históricos (CEH), el CEH asume el proyecto de estudio de la situación actual del romance tradicional: los romances cantados y contados seguían muy vivos y era urgente saber qué se cantaba, dónde y qué variantes existían. Esta tarea renueva el interés por el folclore y la tradición.
Pocos años más tarde, en 1914 Ramón Menéndez Pidal diseña el proyecto del ALPI, un proyecto que no se pondrá en marcha hasta 1930 y que no terminará de realizar las últimas encuestas hasta 1954. Los resultados de tamaña empresa todavía están sin publicar (tan solo uno de los diez volúmenes previstos se publicó en 1961). También el trabajo de los encuestadores del ALPI reforzó el interés por lo tradicional-popular.
Al calor de estos proyectos hay estudiosos y entusiastas que se dedican a recoger cuentos populares de transmisión oral, así, aparecen algunas colecciones de cuentos que dan idea de la pervivencia de la tradición oral en España, pero que son recogidos con más voluntarismo que método: cuentos descontextualizados (en los que no conocemos ni siquiera el nombre de los informantes), o reescritos para, supuestamente, embellecerlos.
Aun así se recogen importantes colecciones de cuentos, entre otras destacan las siguientes:
En Asturias *Aurelio del Llano* publica Cuentos asturianos recogidos de la tradición oral y *Constantino Cabal* publica Los cuentos tradicionales asturianos; José A. Sánchez Pérez publica Cien cuentos populares españoles, ed. Saeta, Madrid, 1942; en Extremadura *Marciano Curiel Merchán* publica el libro Cuentos extremeños, 1944; *Arcadio de Larrea Palacín* publica Cuentos gaditanos, CSIC, Madrid, 1959, y "Cuentos de Aragón" en la Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, Tomo III, Madrid, 1947; Luis Cortés Vázquez publicó en 1952 los Cuentos populares de la Ribera del Duero, [y más adelante los Cuentos populares salmantinos, en dos vols. (1979) y Leyendas, cuentos y romances de Sanabria (1981)]; etc.
En Cataluña, Valencia y las Baleares, el trabajo de recopilación de rondallas tradicionales iniciado en el pasado siglo continúa con trabajos como los de Antoni Mª Alcover, Andreu Ferrer Ginart, Valeri Serra Boldú (que publica entre 1930 y 1933 ¡18 volúmenes! con el título de Rondalles populars), Esteve Caseponce, Joan Amades, Enric Valor, etc.
En Galicia aparecen las primeras colecciones de cuentos folclóricos, entre ellas destacan las de Laureano Prieto, Contos vianeses (1958), Loís Carré Alvarellos, Contos populares de Galiza (1963-67) y los Contos populares da provincia de Lugo (1963), colección promovida por el Centro de Estudios Fingoy.
En el País Vasco también comienzan a publicarse colecciones de cuentos, destacan las de Resurrección Mª de Azkue, Euskalerriaren yakintza (1935-47) y José Miguel de Barandiarán y otros, El mundo de la mente popular vasca (creencias, cuentos y leyendas) (1960-66)
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Antes de que muchas de estas colecciones empiecen a ser recogidas, un profesor de la Universidad de Stanford, en USA, solicita a colegas de universidades españolas que le envíen cuentos populares españoles para poder compararlos con otros textos similares que han sido recogidos en Iberoamérica. La respuesta es sorprendente: no hay ninguna colección del tipo que solicita. De hecho, sumando los cuentos recogidos hasta la fecha en España (los que aparecen en la *Biblioteca de tradiciones populares*, los de los libros de *Fernán Caballero* y algún otro recogido por *Rodríguez Marín*) no suman más de cien.
*Aurelio M. Espinosa, padre* (hay que diferenciarlo de su hijo, que también jugará un papel importante en la recolección de cuentos populares españoles) decide venir a España a recoger él mismo los cuentos que precisaba. Gracias a la ayuda de la American Folk-Lore Society, a la generosa aportación de Elsie Clews Parsons y al apoyo de Ramón Menéndez Pidal, A. M. Espinosa, padre, pudo venir a España a recoger cuentos sobre el terreno.
La intención de Aurelio M. Espinosa para que estos cuentos puedan servir para estudios comparativos de folclore le animan a utilizar *el "método histórico-geográfico" de la Escuela Finlandesa y a ordenarlos según el Catálogo tipológico de los cuentos folklóricos desarrollado por Aarne-Thompson*. Así lo afirma en el prólogo a la edición española (1947) Ángel González Palencia: "Es el sabio folklorista norteamericano partidario de la moderna escuela de folklore llamada finlandesa y alemana, y sigue, en general, los métodos folklóricos de Antti Aarne, Karl Krohn y Bolte-Polivka".
Aurelio M. Espinosa, padre, vuelve a Estados Unidos para seguir con su estudio comparativo de los cuentos tradicionales. A pesar de que se vuelve con una excelente colección de cuentos bajo el brazo, sabe que la tarea no está terminada. Durante su estancia en España ha podido ver la pervivencia de la tradición oral y de los cuentos folclóricos en España. Hay que seguir recogiendo.
En 1930 *Aurelio M. Espinosa, hijo*, viene a España y se incorpora al proyecto del ALPI, que dirige Tomás Navarro Tomás. Mientras tanto, en Estados Unidos, su padre sigue trabajando con los cuentos que recogió. Prevé terminar (el estudio y la edición) en un plazo pequeño de tiempo y poder volver a seguir recogiendo cuentos a España: a estas alturas se han recogido en España unos 900 cuentos tradicionales en castellano (incluyendo los de *Fernán Caballero*, la *Biblioteca de Tradiciones Populares*, *Constantino Cabal*, *Aurelio del Llano* y *su propia colección*), todavía resulta un número bajo si se compara con las colecciones de cuentos recogidos en otros países de nuestro entorno.
Pero el trabajo de catalogación, estudio y edición de su propia colección de cuentos se demora y, un proyecto que esperaba duraría unos pocos años, le ocupa algo más de veinte años. Así pues, en 1935, viendo que pasa el tiempo y no consigue terminar su trabajo comparativo para poder volver a España, Antonio M. Espinosa, padre, sugiere a Elsie Clews Parsons que tal vez su hijo, que lleva cinco años en España trabajando para el proyecto del ALPI, sería la persona ideal para proseguir con la recopilación de cuentos tradicionales.
Aurelio M. Espinosa, hijo, accede a continuar este viejo proyecto de su padre, y Elsie C. Parsons, accede también a sufragarlo. El 22 de marzo de 1936, con la libertad de movimiento que le permite el Ford del ALPI, comienza la recogida de cuentos, proyecto que se verá bruscamente interrumpido el 18 de julio de 1936, momento aciago de la historia reciente de España. En ese breve espacio de tiempo Aurelio M. Espinosa recogió unos 510 relatos (unos pocos se perdieron en el envío de los materiales), de los que se publicarán 487.
Desde octubre de 1936, momento en el que están los cuentos de nuevo en poder de *Aurelio M. Espinosa, hijo*, éste comienza el proceso de ordenación, transcripición, estudio y edición de los cuentos. En 1946 la editorial Espasa Calpe publica una selección de unos setenta cuentos. Pero hasta 1987 la colección completa no fue publicada; la aparición de este libro se debe, en gran parte, a la labor de mediación de *Julio Camarena Laucirica*, que en aquella época estaba trabajando en el CSIC con *Julio Caro Baroja*. Desafortunadamente tuvieron que pasar cincuenta años para que se publicara en España la colección más notable de cuentos folclóricos recogidos de la tradición oral. Todo un dislate y una rémora para el progreso de la disciplina. Mientras tanto, como hemos podido ver, algunas colecciones de cuentos estaban elaborándose, quizás puedan parecer muchas, pero si nos asomamos a la introducción que escribió *Arcadio de Larrea Palacín* a sus cuentos gaditanos (1959), podemos leer: "Entre las manifestaciones de la vida popular española, el cuento, a pesar del lugar destacado que ocupa entre el pueblo, no ha sido de las más afortunadas en despertar la curiosidad de los estudiosos. (...) Pocas son las colecciones editadas y, por lo común, aparecen menguadas y pobres."
Afortunadamente en el último cuarto del S. XX empiezan a publicarse colecciones de cuentos que siguen los parámetros cientifistas de la *Escuela Finlandesa*. Pero esto podemos verlo con más detenimiento en el siguiente capítulo.
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Bibliografía:
Aurelio M. Espinosa, padre, Cuentos populares españoles, CSIC, Madrid, 1947.
Aurelio M. Espinosa, hijo, Cuentos populares de Castilla, col. Austral, Espasa Calpe, México, 1946.
Aurelio M. Espinosa, hijo, Cuentos populares de Castilla y León, CSIC, Madrid, 1996.
José Manuel Pedrosa, La literatura tradicional en el mundo hispánico: estado de la cuestión y nuevos horizontes. [Artículo inédito, desde aquí agradecemos al autor su amabilidad al enviárnoslo]
José Manuel de Prada Samper, El pájaro que canta el bien y el mal. La vida y los cuentos tradicionales de Azcaria Prieto (1883-1970), Ed. Lengua de Trapo, Madrid, 2004. [Imprescindible para conocer los avatares de los dos Aurelio M. Espinosa, padre e hijo, en sus trabajos de recopilación, estudio y publicación de los cuentos que recogieron]
Arcadio de Larrea Palacín, Cuentos gaditanos, CSIC, Madrid, 1959.
Antonio Rodríguez Almodóvar, Los cuentos populares o la tentativa de un texto infinito, Universidad de Murcia, 1989. [Disponible en la web]
Ramón Menéndez Pidal, Flor nueva de romances viejos que recogió de la tradición antigua y moderna, Madrid, 1933.
Enciclopedia Universal DVD, Micronet S.A. 1999, véanse los artículos de José Manuel Pedrosa, así como la sucinta información y señalada bibliografía.