Sobre estos apuntesFichas de oralidad / Una historia de la narración oral / La figura del narrador oral 

 

Los cuentos han estado siempre abrazados al ser humano. Ya las primeras civilizaciones tenían sus propios repertorios de cuentos, de hecho algunas colecciones de cuentos forman parte de los primeros textos escritos (de la India, de Oriente, del Antiguo Egipto, etc.) y también se encuentran insertos las primeras obras literarias (quién no recuerda la historia de "Eros y Psique" inserta en El asno de oro, de Apuleyo). Pero nosotros vamos a centrarnos en las colecciones de cuentos folclóricos en España.

Para más información véase bibliografía al final de esta página.

 

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Las colecciones de cuentos tradicionales aparecen entre los títulos relevantes de la Edad Media, sobre todo gracias a su valor didáctico y ejemplarizante Así pues Pedro Alfonso, ya en el S.XII publica su Disciplina clericalis. Este libro "constituye la colección de cuentos hispánica más antigua y una de las más antiguas de Europa (...). Pero no es sólo la obra hispánica más antigua de este género, sino también una buena muestra de la liteartura proverbial y cuentística que circulaba en el S. XII en Aragón. (...) Gracias a estar escrita en latín y a haber entrado en la lista de colecciones de relatos utilizadas por los predicadores, fue esta una de las colecciones de cuentos más conocidas por toda Europa. (...) [Además] con Pedro Alfonso se inicia la influencia de la cuentística árabe en Europa" [Hugo O. Bizzarri, Cuentos latinos de la Edad Media, pp. 97-98]. En el S.XIII aparecen algunas colecciones de cuentos en castellano: Sendebar o Libro de los engaños y Calila e Dimna, claramente emparentados con las Fábulas de Esopo, PanchatantraMahabharataLas mil y una noches, etc.

Aparecen también cuentos folclóricos insertos en otras obras como El libro del cavallero Zifar (sobre el 1300) que incluye 23 cuentos populares, y en otros libros de recopilaciones de sentencias y con intención didáctica (Poridat de poridades, Bocados de oro, Libro de los buenos proverbios...).

Sobre el 1335 don Juan Manuel escribe su Conde Lucanor (de título exacto: Libro de los enxiemplos del conde Lucanor et de Patronio), con un total de cincuenta cuentos, en su mayoría provenientes de la tradición oral, y todos ellos con intención ejemplarizante. 

Por la misma época aparece el Libro del buen amor (título impuesto por don *Ramón Menéndez Pidal*, quizás habría sido más apropiado: Libro del loco amor) de Juan Ruiz Arcipreste de Hita, en este libro hay insertados 34 cuentos populares. Un siglo después Alfonso Martínez de Toledo, Arcipreste de Talavera, publicará El Corbacho, donde también encontraremos bastantes cuentos populares insertados.

A finales de la Edad Media aparecen las primeras colecciones de cuentos que beben en fuentes occidentales y clásicas, así pues se publica El libro de los gatos y Libro de los exenplos por a.b.c., éste último de Clemente Sánchez de Vercial. Estas y otras colecciones proliferan al calor del interés didáctico, moralizante y ejemplarizante de los cuentos.

 

En los siglos siguientes, entrando ya en el Renacimiento y el Barroco, es fácil seguir encontrando cuentos tradicionales insertos en novelas, poemas, teatro...Por eso para hacerse una idea de la riqueza de esta tradición hay que acudir a estos textos tradicionales insertos en obras literarias, "por todas partes brotan estas florecillas humildes, transplantadas del fecundo terruño de la literatura oral" [Maxime Chevalier, Cuentecillos tradicionales en la España del Siglo de Oro, p. 12]

Pero también aparecen algunas colecciones de cuentos como El buen aviso y portacuentos, El patrañuelo. Primera parte y El patrañuelo, todos de Juan Timoneda, una colección de patrañas y cuentos, que se nutren de la tradición oral. Otro libro importante que recoge muchos cuentos folclóricos es El Fabulario, de Sebastián Mey.

Otras colecciones en las que hay gran presencia del cuento folclórico son: Cuentos de Garibay (algunos aquí); la Floresta española (1574) de Melchor de Santa CruzCuentos y anécdotas propios y ajenos de Juan de Arguijo; y la Silva curiosa (1583) de Julián de Medrano.

Aparecen también bastantes cuentos folclóricos insertos en diccionarios, colecciones de refranes y otras obras misceláneas diversas de la época, como en El cortesano, de Juan BoscánTesoro de diversa lición, de Ambrosio de SalazarLas seiscientas apotegmas, de Juan Rufo, etc.

Además de referencias a/y cuentos folclóricos que aparecen en obras de la categoría como La lozana andaluza de Francisco Delicado; el Lazarillo de Tormes; el Guzmán de Alfarache (primera parte y segunda parte) de Mateo AlemánEl Quijote, de Miguel de CervantesY la presencia de cuentos tradicionales en muchas obras de teatro de Lope de Vega, Lope de Rueda, Gil Vicente, Tirso de Molina, Calderón de la Barca, etc.

 

*Fernán Caballero* decía que "En todos los países cultos se han apreciado y conservado cuidadosamente no solo los cantos, sino los cuentos, consejas, leyendas y tradiciones populares e infantiles; en todos, menos en el nuestro" (Historia portátil de la literatura infantil, p. 41). Quizás decía esto porque hasta su época el cuento folclórico y tradicional había tenido una presencia, fuerza y viveza tales que a nadie se le ocurrió pensar en la idea de recopilarlos específicamente y preservarlos en el texto escrito. Los cuentos folclóricos estaban muy vivos en bocas y corazones y, como se ha podido ver, también muy vivos en su paso por las páginas escritas.

 

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Otros libros citados o que pueden aportar más información:

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